Tras más de dos décadas luchando en los tribunales para lograr que se reconociera su condición de hijo de Julio Iglesias, Javier Sánchez, un hombre valenciano de 40 años, ha conseguido demostrar a través de un método poco ortodoxo pero claramente efectivo su parentesco con el cantante, quien supuestamente mantuvo un idilio con la bailarina portuguesa María Edite Santos, como ella misma aseguraba en el año 1992, que se habría prolongado durante buena parte del año 1975.
Ha sido el abogado del propio Javier quien ha explicado a los medios de comunicación que, tras contratar a un detective privado para que siguiera al intérprete o a miembros de su familia en Miami -la ciudad en la que Julio Iglesias reside desde hace años- este pudo obtener finalmente una muestra de su material genético que no tardó en llevar al laboratorio para llevar a cabo una prueba de paternidad: el resultado de la misma, que revela una coincidencia genética del 99.99 por ciento, no dejaría lugar a dudas sobre el vínculo que existe entre ellos.
“Lo que prevalece es la prueba científica; jurídicamente no tiene efecto si mi cliente nació de una relación larga o de un encuentro de una noche. Solo sirve la prueba y esta arroja un resultado de un 99,9 por ciento [la máxima posible]. Esto ha animado a mi cliente a presentar la demanda de filiación, cosa que haremos en pocos días”, asegura el letrado Fernando Osuna en conversación con el diario La Vanguardia.
Tanto Javier como su representante legal esperan que la contundencia de las pruebas presentadas no deje otra opción al juez que la de validar la filiación entre el afamado artista y el hijo al que nunca reconoció, a diferencia del desenlace que tuvo el anterior proceso judicial -en ese caso, iniciado por María Edite Santos- de hace 25 años.
A pesar de que un juez de primera instancia se posicionó en favor de la bailarina portuguesa tras estudiar a fondo su demanda, posteriormente un tribunal de apelación acabó dando la razón al cantante y cerró definitivamente la polémica al menos en el plano judicial.La controversia sobre la relación extramatrimonial que habría mantenido Julio Iglesias con María Edite mientras estaba casado con Isabel Preysler, que salió a la luz cuando la propia bailarina convocó una rueda de prensa para tratar el tema en profundidad y se intensificó por medio de varias entrevistas exclusivas a las revistas del corazón de todo el país, estuvo a punto de desaparecer por completo de la escena pública hasta que, en el año 2008, María Edite volvió a la carga con la publicación de unas memorias tituladas ‘Un hijo con Julio Iglesias’.
Pese a abordar con todo tipo de detalles los entresijos de tan mediático idilio, el libro no obtuvo el éxito y la repercusión esperadas -probablemente- por la falta de credibilidad que podría desprenderse del varapalo judicial sufrido por la bailarina años antes.La expectación que ha levantado ahora la reapertura de este caso que, todo sea dicho, parecía condenado definitivamente al ostracismo, se fundamenta en una serie de evidencias que difícilmente pueden ser rebatidas.
Esa es al menos la percepción que tiene sobre el inminente litigio el bufete de abogados que representará a Javier en su nueva cruzada contra Julio Iglesias: padre legalmente reconocido de Chábeli, Enrique, Julio José, Miguel Alejandro, Rodrigo, Guillermo, Victoria y Cristina -estos cuatro últimos, fruto de su matrimonio con Miranda Rijnsburger.
“El carácter absolutamente lícito y contundente de la prueba biológica, unida al alto porcentaje del resultado, se une al resto de la documentación para pedir, en el escrito de demanda, que se reproduzca este resultado en el marco de un procedimiento judicial”, indica el abogado al mismo diario.