Más de 3.500 asegurados de toda la provincia estafaron a sus compañías de seguros
Siete de cada cien partes por siniestro que se presentan son un fraude a las aseguradoras
Hay mucho rufián que se sirve de las compañías de seguros para engordar sus bolsillos. Que simulan un dolor insoportable en la cadera, la inundación de su cocina o un resbalón en el súper para sacarle partida a una póliza, a dos o a cuatro. Cualquier cosa asegurada -su cuerpo, su coche o su casa- les sirve para poner en marcha un engaño del que cada vez menos veces salen airosos porque las compañías se han blindado contra los estafadores después de un lustro con pérdidas superiores a los mil millones anuales. Ahora cuentan con detectives privados y peritos que no pasan ni una. A la mínima sospecha, investigan. Del resultado de su trabajo se extrae que de cada cien siniestros, siete son intentos de estafa. Para que vean: En la provincia se produjeron el año pasado más de 3.500 fraudes.
Hay quien hizo de la estafa a las aseguradoras una profesión. Como aquella familia de Narón que hace cinco años fue llevada al banquillo de la Audiencia Provincial después de ser atropellados diez veces en menos de un año. Simulaban accidentes entre ellos, con amigos o vecinos. ¿Cómo los descubrieron? Gracias al trabajo de un detective privado, que nada más ponerse manos a la obra se encontró con que todas las víctimas de atropello eran amigas entre sí en el Facebook.
Como ese conductor de un asentamiento chabolista de Carballo que dio varios partes de accidente con su coche en el que siempre iban cuatro mujeres en el interior que resultaban lesionadas. O eso decían. Tampoco le salió bien la jugada a un tabernero coruñés al que le iba mal el negocio y decidió levantarlo a costa de cinco compañías de seguros con las que firmó pólizas unos meses antes de plantarle fuego al local. Un perito encontró tres focos de gasolina.
Engaño profesionalizado
Estos casos reales son solo varios ejemplos de lo que se encuentran a menudo las compañías de seguros, acostumbradas a lidiar con intentos de engaño por parte de sus clientes pero sorprendidas por el asombroso aumento del fraude en los últimos años. Y no solo del que cometen particulares. El engaño se ha profesionalizado y el número de tramas organizadas dedicadas a estafar al seguro se ha multiplicado.
Hay tres tipologías de fraude a las compañías de seguro. El ocasional u oportunista es aquel que aprovecha un siniestro para introducir daños preexistentes. Es la práctica más común en España y supone el 57% del total. También es de menor intensidad ya que en la mayoría de estos casos se reclaman importes inferiores a los 600 euros.
El fraude premeditado representa el 42% de los casos y, de media, quien lo perpetra espera obtener una beneficio de 4.500 euros. Por último está el profesional, que aunque se da en solo un 1% del total de los casos, es el que más preocupa a las aseguradoras porque es más difícil de detectar y es el que está experimentando un mayor repunte. El ramo con más intentos de fraude es el de auto, con más de un 67%.
Un perito «cazó» a un tabernero que incendió el local tras firmar cinco pólizas
El ramo que más intentos de engaño concentra es el del automóvil,
con un 67%
ALBERTO MAHÍA